El profeta
Hay una película de la que sólo recuerdo el título que se llama, como este post, El profeta. Nos la hizo ver esa profesora de literatura que tuve en la secundaria que alguna vez les conté, y se trata de un hombre que se cansa de la vida en la ciudad, de las obligaciones, de la plata, del trabajo, de su familia, del tráfico, se siente agobiado. Durante un embotellamiento se baja de su auto y se escapa, y se va a vivir a la naturaleza, a experimentar una vida totalmente rudimentaria, con una cabrita como única compañera; una suerte de vuelta a los orígenes.
Su vida transcurre en paz, hasta que un día un inspector lo visita para decirle que está ocupando tierras privadas, o que debía dinero por estar ahí, una cosa así. Lo que sucede es que finalmente el pobre hombre se ve obligado a declarar ante un juez y termina siendo víctima de la burocracia que parecería que todo lo puede.
Al final de la película, el hombre termina siendo un perfecto alienado (como el de Fitter Happier) que abre un restaurant en el que la especialidad es carne de cabra. Y es "feliz".
9 comentarios:
Jajajajaa!
No podemos escapar.
Es algo que siempre me llamó la atención. El que vive fuera del sistema (sea lo que sea que esa palabra quiere decir) debe someterse a juicio medido por las leyes del sistema. Como si él fuera su propio y único metasistema posible.
Tal vez ese es su mayor éxito, hacernos creer que no hay nada fuera de su alcance.
¿es que se puede vivir por completo fuera del sistema?
Depende de lo que definas por sistema...
sistema como organización social, burocrática, legal y hasta convencional.
No sé. Te puedo nombrar dos casos que conozco de gente que se las arregla para vivir un poco al margen.
En Humahuaca está la casa del anarco.
Lo bueno: Es un anarquista que te deja quedarte en su casa gratis. El único requisito es que la comida que entra en la casa se reparte entre todos los presentes.
Lo malo: La casa suele estar llena de borrachos (anarco incluído), y el anarco se hace llamar comandante (lo cual atenta contra los principios anarquistas).
En Barcelona hay varios grupos anarquistas, aunque sólo tengo datos de uno.
Lo bueno: Lo que entra a la casa es de todos. Uno puede ir y quedarse ahi el tiempo que quiera. La comida la consiguen en supermercados que les regalan la mercadería el día del vencimiento.
Lo malo: Fraccionan cocaína. No sé de donde viene la guita para comprarla, ni hacia donde va la que consiguen de la venta.
Esos son dos casos (anarquistas, pero debe haber otros) de gente que supo, a su manera, marginarse del sistema. Tienen sus gravísimos defectos (ya los mencioné arriba) y sus grandes virtudes, pero sobre todo rescato el hecho de haber sabido sobrevivir ajenos a muchos de los problemas de las sociedades actuales; es decir, se las arreglaron para evitar (al menos en cierta medida) al sistema.
creo que el de Humahuaca es el más alejado del sistema, los otros creo que en definitiva hacen lo que tantos otros, pero disfrazado de bohemia
Depende. Hacia afuera puede ser, pero hacia adentro no. Entre ellos comparten absolutamente todo (hasta la ropa).
Ah, y me acordé de un caso más, un poco más largo y más impresionante, pero ese quedará como post en mi blog...
espero ansioso ese post
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