martes, 31 de julio de 2007

La vida

La vida es como un camino sinuoso entre montañas por el que manejamos de noche. No podemos ver bien lo que hay adelante, o detrás de aquella curva, por lo que siempre tenemos que estar atentos y dar volantazos que cambian el rumbo que creíamos seguir. A veces se abre ante nosotros un camino recto por el que podemos acelerar, incluso tal vez con una buena vista del lago que se despliega a nuestro alrededor, o del cielo estrellado que flota sobre nuestras cabezas. A veces no vemos más que montañas y paredes rocosas, y tenemos que andar con precaución. Corremos el riesgo de caernos, obviamente, pero los caminos fueron hechos para ser recorridos, no para quedarnos parados. Y así seguimos, andando, aprendiendo, volanteando, avanzando.

3 comentarios:

Araña Patagonica dijo...

Definitivamente, un laberinto oscuro y claro que a veces nos muestra la salida al toque y otras nos hace dar muchisimias vueltas antes de encontrarla..

un beso

Pvncho dijo...

mientras algunos van por la autopistas de 6 vías; otros no pueden encontrar el asfalto.

Me quedó con aire de poeta trucho, pero es lo que se me vino, en el tren de la metáfora.

Anónimo dijo...

Gracias hermano por esa charla del otro día, y por hacerme leer eso, que tanta razón tiene.
Perdón si te jode que te haya firmado, pero lo sentí así, y lo hago.
Sos lo más importante que tengo, y sabés todo lo que te quiero.

Keep Walking.